Dos
ancianos que no se hablan apenas intentan disimular la pena e
incomodidad frente a su nieto, nadie sabe el origen ni la duración de
este silencio, de esta eterna e inconmensurable ley del hielo.
Los días pasan como fotografías de una vieja y silenciosa vida, que ni
el dolor ni la rutina pueden destruir. Esta historia no solamente es la
semblanza del ocaso de un matrimonio, sino también la anatomía de dos
seres humanos necesitados el uno del otro, cuyo amor es más grande que
este mutismo ineludible. La película puede considerarse como muda, si no
fuese por los magníficos y pequeños diálogos
que posee (pronunciados en tercera persona), certeras frases que tienen
como eje central una verdad absoluta: "La vida significa más que un
alimento y el cuerpo no es más que una prisión". Pero no nos dejemos
engañar, "Koniec świata" (1988) un filme hecho para la televisión por
Dorota Kędzierzawska, a pesar de tener un alto contenido dramático,
posee escenas graciosas que pueden considerarse como un bálsamo entre
tanta tristeza. Rodado en un riguroso blanco y negro, "Koniec świata" es
la prueba palpable de que no se necesitan intrincados diálogos para
producir notables películas.
Texto y foto: DSBL/Paris - Francia (2010)
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