Woytkowski quedó prendado de la naturaleza de la ceja de selva. Se estableció con su familia en Yamaquezú, cerca a Oxapampa y fue uno de los fundadores de Villa Rica. Pero no duró mucho en ningún lugar. Esto afectó su vida familiar, dándose su divorcio cuando residían en la hacienda de Chontabamba en la región de Chanchamayo. Sin embargo él y su esposa continuaron siendo siempre amigos. Durante un tiempo residió con el polaco Piotr Paprzycki, quien vivía con los campas, y como ellos vestía una cusma y se adentraba con arco y flecha a cazar en la selva. Se le conocía con el sobrenombre del “chuncho gringo”. Fue en Yamaquezú donde inició su labor de entomólogo, dedicándose a capturar insectos de todo tipo. Enviaba estos insectos a diferentes instituciones científicas tanto de Europa como de América. Más de mil especies de insectos fueron descubiertas de esa manera para el mundo científico y muchas de ellas tienen como parte de su nombre el de Woytkowski. Posteriormente se dedicó a recoger plantas para el jardín botánico de la Universidad La Molina y también para enviarlas a los jardines botánicos de Missouri y Berkeley en los Estados Unidos y durante siete años exclusivamente para la empresa farmacéutica CIBA, para la cual recogió aproximadamente 80 mil plantas medicinales de cinco mil especies. Entre 1929 y 1964 realizó aproximadamente 60 expediciones a la sierra y ceja de selva del Perú. Eso de expediciones es relativo, pues llegó a residir por temporadas en varios de estos lugares. Entre los múltiples trabajos que realizó está el de haber enseñado francés en la Universidad de San Marcos, haber trabajado para el Jardín Botánico de Lima, haber estado a cargo del Jardín Botánico de La Molina y haber estado a cargo del diseño de jardines del campamento de la Oil Petroleum Corporation en Talara y otros más.
A pesar de tanto trabajo pasó mucha penuria económica, y cuando por la edad de 72 años y su estado de salud, afectado por las condiciones precarias en las que realizó sus expediciones, no pudo seguir trabajando, no tenía los medios para mantenerse y curarse. Su hijo había muerto a la edad de 26 años, dejando en la orfandad a tres criaturas, que se criaban con la familia de su madre. Es entonces que el Dr. Nizzola, científico peruano amigo suyo, le pagó el pasaje a Bélgica en 1965 y le dio una bolsa de viaje para el camino. En Bruselas Woytkowski gestionó su nuevo pasaporte polaco, ya que en ese entonces no había consulado polaco en el Perú y el pasaporte que tenía de 1925 ya no era válido. Retornó a Polonia en octubre de 1965, luego de 37 años de ausencia a casa de su hermano Tadeusz en Cracovia. Luego de tanto tiempo no logró acostumbrarse a Polonia, no aguantaba el frío del invierno y su estado de salud estaba muy deteriorado. Falleció en Cracovia el ocho de mayo de 1966.
El libro de Feliks Woytkowski “Perú, mi tierra no prometida” es en realidad una selección de sus textos, hecha por Salomea Wielopolska, quien los tradujo del inglés y el castellano al polaco y armó con ellos el libro que fue publicado en polaco en 1974 y en inglés en 1979.
Isabel Sabogal Dunin-Borkowski
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