— Me gustó siempre la historia. Desde cuando estaba en el colegio, en Bélgica, me interesaba mucho; el medioevo me fascinaba.
— ¿Tu familia de dónde es?
— Polaca. Yo soy barranquina.
— ¿Cómo llegó tu padre al Perú?
— Mi padre era un hombre sumamente culto, hablaba ocho idiomas. Era agricultor pero creo que no le interesaba mucho la agricultura, lo que le interesaba era la poesía. Escribía poemas pero por la guerra nunca se publicaron. Era un hombre muy curioso, muy inquieto. Salió de Polonia porque creo que quería cambiar de ambiente. Estuvo de ingeniero agrónomo en Haití y allí atrapó un tremendo paludismo. Le dieron tanta quinina (eso fue a principios de siglo) que perdió el oído; luego regresó a Suiza donde siguió un tratamiento y lo recobró. Después, ya en París, no sabía qué hacer; era amigo de los Darcourt, que se venían al Perú, y le dijeron: ¿Por qué no se viene con nosotros? Dijo bueno, y se vino, y le gustó el Perú.
— ¿Ya estaba casado?
— No. En el Perú conoció a mi madre y se enamoraron. Después regresó a Polonia; en esa época había que pedir permiso al hermano mayor. Los miembros de mi familia polaca eran intelectuales. Entre mis tíos está Karol Humberto Rostworowski, uno de los mayores dramaturgos de Polonia. Mi tío Miguel era abogado internacionalista, uno de los primeros del Tribunal de La Haya. Mi familia era sumamente religiosa, católica. Mi tío Juan era uno de los grandes oradores jesuitas. Mi tío Alberto, hermano de mi padre, fue senador por Varsovia y uno de los que hicieron la Constitución polaca después de la guerra. Mi otro tío, Antonio, fue uno de los fundadores de la Universidad Católica de Berlín. Todos escribían. Un primo mío entró a la Academia de Historia de Polonia el mismo año que yo llegué aquí. Pero mi generación, como que se truncó después porque muchos murieron en la guerra. Sin embargo, otro primo mío es uno de los grandes especialistas en Rembrandt de Europa y lo convocan cuando necesitan expertos. O sea que es una familia de intelectuales...
— Es notable que con esos antecedentes familiares, tu padre terminara viniéndose al Perú.
— Bueno, mi padre era aventurero y le gustaba lo nuevo, lo exótico; para él el Perú era algo totalmente distinto. Mi familia materna es gente afincada aquí desde tiempo atrás; yo creo que son del siglo XVII; tengo documentos sobre ellos. Mi abuelo hablaba quechua y aymara, fue presidente del Senado; ahí está su retrato, es de los primeros peruanos que fueron a investigar a los Estados Unidos. Tenía el título de ingeniero agrónomo; fue uno de los primeros. Era una persona muy dinámica. Me imagino que era gamonal, pero un gamonal con inquietudes. Todo su dinero se perdió: yo creo que la vida tiene altas y bajas, y es más fácil hacer fortuna que conservarla; todo se pierde. Tenía muchas haciendas en Puno porque se casó con una persona rica. Nunca me he explayado en mi biografía. He sido concebida en los Andes, en Puno, y pienso que eso para mí es importante porque creo que de ahí viene ese profundo sentimiento andino que tengo.
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