Para empezar comentarles que las innumerables contribuciones del Ingeniero polaco Ernest Malinowski, pusieron al Perú en el camino de la modernización tecnológica e infraestructural, y su arriesgada misión en la fortificación y conducción de la defensa del Callao en el combate contra España de 1866, lo coronaron como Ciudadano honorario del Perú y Héroe nacional nuestro, un peruano más.
Ernest Malinowski, natural de Seweryny, Polonia, hijo de una familia descendiente de la nobleza, vivió tempranamente los sucesos de la fallida revolución polaca de 1830-31, luego al tener que emigrar con su familia, lejos del calor de su tierra natal, endureció su carácter y aprovecho las oportunidades posibles para su desarrollo intelectual y profesional. Felizmente tuvo la suerte de estudiar en las más prestigiosas instituciones politécnicas francesas.
Luego de una excelente labor en Europa, es contratado por el Gobierno Peruano para potenciar nuestra infraestructura y formar especialistas en el ramo. El 31 de octubre de 1852 llegó al Callao y empezó su labor ingenieril, que no cesó en 50 años.
Pronto se le delegarán varias responsabilidades como la implementación de la Primera Escuela de ingenieros, la construcción de vías férreas para el transporte de mercancías hacia la costa, la remodelación de la ciudad de Arequipa y un estudio sobre la moneda nacional y la mejora en la acuñación de la misma.
En este último trabajo muchos autores mencionan que plasmó ideas revolucionarias sobre el desarrollo de la economía de un país. Y es a partir de este punto donde la influencia de Malinowski comienza a calar hondo en el Perú, pues las ideas que esbozó inspiraron a estadistas como Manuel Pardo y Lavalle (primer presidente civil del Perú) a la publicación de un estudio económico relacionado con el proceso de integración física entre las provincias del Perú. Malinowski y Pardo estaban convencidos de que una integración a través de vías de transporte férreo adecuadamente diseñadas era el secreto para el despegue económico del Perú. Un ferrocarril que una la selva central con Lima, atravesando con túneles el espinazo andino y sembrando desarrollo a su paso, era lo que pedía Malinowski, era además lo más coherente y necesario, si queríamos realmente crecer como una nación integrada.
Pero lo más emocionante de la personalidad de Malinowski es ese fervor patriótico y ese sentimiento idealista que profesó. Su labor es un ejemplo de cómo la ciencia y la técnica pueden inclinar la balanza de un país hacia el desarrollo.
En 1866, España se dispone a atacar al Callao, el primer puerto peruano, superando en número y en potencia de fuego. Todo hacía presagiar la derrota peruana, si no fue por que casi un año antes Malinowski y otros excelentes ingenieros diseñaron una defensa militar sin igual, donde utilizaron un sistema telegráfico para conectar a todos los puntos de ataque.
Llegó el momento del combate, todos los colaboradores extranjeros pueden resguardarse lejos del área de combate o en sus casas, pero un individuo universal dijo : ¡¡Yo tengo que combatir con ustedes!!, era Malinowski, y ubicándose en la primera línea de combate coordinando las coordenadas de disparo, analizando estrategias, dando vivas al Perú, quizá al ver nuestra bandera veía en ella parte de la suya, una franja roja menos o una más quizá y al defendernos completaba la labor inconclusa de su padre y sus compatriotas en su lucha por la independencia, por ello necesariamente ¡Debíamos ganar!.
Una hora después un disparo mortífero destruye la torre La Merced con la perdida del Ministro de Guerra y mejor amigo de Malinowski, José Gálvez y el Graduado de la École Politechnique, el Ingeniero Colombiano Cornelio Borda,… la bandera peruana en el suelo,… humo por todo lado,… desconcierto,… temor…de pronto,…alguien levanta la bandera y corriendo la enhiesta en la Torre Santa Rosa,… otra vez ondulante,… la bandera peruana en alto,… un potente mensaje de fortaleza de ánimo que devuelve la confianza al ejército y la población expectante, era Malinowski otra vez, a partir de ese momento, la lucha más encarnizada tiene lugar entre la artillería dirigida por Malinowski y la Numancia…3 horas después un potente disparo del Santa Rosa deja fuera de combate al Buque Insignia español, logrando la victoria total para los Peruanos y sus aliados… alegría y júbilo, admiración y respeto por este insigne hombre de Seweryny. Malinowski era más peruano que muchos desde hacía mucho tiempo y con este gesto toda la nación daba cuenta de ello.
Su amor al Perú lo demostró en todo momento, incluso en los aciagos días de la Guerra del Pacífico, donde desde Ecuador cumplía una cerrada defensa en los medios de prensa reclamando justicia. Allí mismo su genio creador lo llevó a dirigir la construcción del ferrocarril que unía Quito y Guayaquil.
Ernest Malinowski fue un visionario y un ejecutor, supo armonizar el altruismo de sus ideales con la mentalidad práctica y ejecutiva. De haber tenido el Perú un contexto de tranquilidad y paz en esas épocas, los proyectos de Malinowski nos hubieran convertido rápidamente en una potencia económica. Aunque incompleta su obra maestra el ferrocarril Trasandino, en su tiempo el más alto del mundo, fue por mucho tiempo el medio dinamizador de la economía nacional y aún hoy, la carretera adyacente es la de mayor tránsito de mercancías.
150 años después, ingenieros, economistas, empresarios y estadistas concluyen sobre la necesidad de construir más líneas de transporte férreo como vía de solución al problema del transporte de personas y de mercancías, especialmente en la geografía tan accidentada de la cordillera andina.
Si bien es cierto, la ambición y la inquina impidieron la construcción de sus proyectos en esos momentos vitales, es momento ya, de aprender realmente la lección que hombres como Malinowski nos han legado, y lo más importante y vital, que nuestros niños y jóvenes conozcan experiencias como la de el y se IDENTIFIQUEN con su visión, que se sientan ciudadanos del mundo, y defiendan la justicia en su país y en cualquier parte del planeta. Que sean hombres y mujeres útiles para la sociedad.
Menuda tarea tenemos todos los padres de familia, educadores y ciudadanos concientes, de que tenemos que formar muchos Malinowskis, muchos genios, si queremos, mínimamente que la humanidad sobreviva.
*Esta reseña es una contribución al programa radial "La Hora de Polonia", transmitido desde Buenos Aires y con el animo de contribuir a rescatar lo mejor de nuestra memoria histórica y revalorar sus mejores contribuciones.
Dino Gavancho
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