El pueblo participó con espontáneas muestras de reconocimiento del valor de la muerte de los Padres. Muy dolorido manifestó valientemente y abiertamente su protesta contra lo injusto y hasta absurdo de esta muerte en todas las etapas del proceso fúnebre.
Las numerosas muestras de estos sentimientos acompañaron a los mártires en los hechos que siguieron su heroico sacrificio: el levantamiento de cuerpos, misa celebrada por el Obispo Luis Bambarén en la iglesia de Pariacoto en la madrugada del sábado, traslado de los cuerpos a Casma para la autopsia, el traslado de los ataúdes del hospital a la iglesia de Casma, multitudinaria celebración en el templo de Casma el sábado a las 10 de la noche; el traslado de los ataúdes de Casma a Pariacoto el domingo 11 de agosto con las estaciones en Cachipampa, Quis Quis, Yantan, Santa Isabel; misa en el templo de Pariacoto a las 3 PM; la deposición de los cuerpos en los sarcófagos después de la misa celebrada el 12 de agosto en Pariacoto; flores, discursos, lágrimas, vigilias de oración prolongada, con la fervorosa participación de niños, jóvenes, mujeres, varones y un grupo de hermanos evangélicos; testimonios efusivos del bien que hicieron entre ellos los hermanos sacrificados, amados de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario